Como encargado de los informes especiales que realizaba el periodista Rolando Graña para el noticiero de América TV, en el año 2015 me topé con el caso de Carlos Rolón, un ex presidiario que se había podido reinsertar en la sociedad y tenía una planta de reciclado en una de las zonas más pobres y postergadas del conurbano bonaerense, la famosa Villa La Cárcova de José León Suarez. En ella le daba trabajo a 300 cartoneros.
En ese entonces, Rolón estaba nuevamente detenido por un intento de homicidio que aseguraba no haber cometido, pero además su planta de reciclado “Nuevo Amanecer”, había sido devorada a comienzos del caluroso enero de ese año, por un incendio intencional en el cual tuvieron que trabajar más de treinta dotaciones de bomberos.
La historia sonaba convincente y nos pusimos a trabajar en conjunto con el colega Nahuel Suárez, para investigar si la versión que nos contaba Rolón desde la cárcel era cierta. Para Carlos, el incendio era una venganza de la policía bonaerense por las denuncias que este realizaba contra la comisaría 5° de San Martín sobre la connivencia de estos con los narcos.
Pero sus problemas habían comenzado los últimos días de diciembre de 2014, más precisamente el 29. En esa fecha, un ex convicto de apellido Marzullo, quien tenía un pasado como sicario, se presentó en la planta Nuevo Amanecer y le manifestó a Rolón que una banda de policías y una fiscal le habían ofrecido plata para armarle una causa.
Marzullo comenzó a extorsionarlo diciéndole que si no le daba $500.000 de ese entonces, que al dólar blue era un poco más de u$S 35.000, iba a continuar con la denuncia. Rolón se negó a pagar y días más tarde la fiscalía N°8 de San Martín, lo detenía por el supuesto intento de homicidio de Marzullo que según este había ocurrido en 2013. A los días de estar preso, sufriría un nuevo golpe, el incendio de su planta de reciclado que no solo afectaba a Rolón, sino también a los 300 trabajadores que perdían su fuente laboral.
Lo primero que chequeamos fue que efectivamente la visita de este sicario a la planta había existido, su presencia quedó registrada en las cámaras de seguridad. Pero en paralelo, Marzullo seguía extorsionando a la familia de Rolón para retirar la denuncia si le daban esa plata que pedía. Estos contactaron al abogado penalista Damián Odetti quien empezó a llevar las conversaciones con el sicario extorsionador. Ahí pudimos cotejar las llamadas y audios extorsivos, además de concretar una cita en persona para darle un adelanto de plata.
Esa cita se llevó a cabo en una estación de servicio donde con cámara oculta nuestro equipo registró el pago y a Marzullo reconociendo que la causa era armada y que si le pagaban, el levantaba la denuncia. Luego de esto además pudimos recuperar parte del material de las cámaras de seguridad de la planta que mostraban a los policías de la bonaerense que la custodiaban, rompiendo las cámaras e incendiando intencionalmente la misma. Todo esto pudimos reflejarlo en un informe del noticiero que se llamó policías incendiarios, pero Rolón seguía preso.
No obstante, durante ese 2015, la connivencia entre policías y narcos que Carlos denunciaba en las notas que Graña le hacía vía telefónica mientras este se encontraba privado de la libertad, iban siendo cotejadas en la justicia. La jueza Alicia Vence, titular del Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional N° 2 de San Martín, ordenó la detención de ocho imputados en una causa en que investigaba a integrantes de la Policía de la Provincia de Buenos Aires por haber brindado cobertura a una organización criminal que vendía estupefacientes en Villa La Cárcova.
Según la resolución, los agentes imputados –que pertenecían a distintas reparticiones con funciones en José León Suárez y sus alrededores– no sólo recaudaban dinero a cambio de “protección”; sino que también facilitaban droga obtenida en otros procedimientos que, en reiteradas ocasiones, no contaron con autorización judicial y habrían sido fraguados para aleccionar a los narcotraficantes que no le pagaban al personal policial y para eliminar la competencia de los “puntos de venta de droga” protegidos por estos miembros de la bonaerense. Años más tarde, estos policías fueron condenados por estos delitos.
Tras la repercusión mediática de la caída de los policías denunciados por Rolón, este pudo recuperar la libertad de forma condicional. Pero a pesar que Marzullo había mentido y la justicia lo condenó por falso testimonio, Carlos fue insólitamente condenado a seis años de prisión por supuestamente golpearlo y balearlo, de nada importaron los audios extorsivos y las cámaras ocultas donde la supuesta victima reconocía que era mentira, que se lo había pedido la policía y la fiscal, además de exigir los $500.000 para retirarla.
En septiembre de 2019 tras un allanamiento famoso y a la vez bizarro, porque la entonces ministra de seguridad Patricia Bullrich, lo anunció con bombos y platillos por el uso de una tanqueta comprada para el G20, Rolón fue detenido y debió ir a la cárcel a cumplir la condena. Cuando digo bizarro me quedó corto, porque Carlos no estaba en el domicilio allanado, tanto la ministra como la policía mintieron, este se entregó un día después que las fuerzas de seguridad destrozaran su casa con la tanqueta.
Un nuevo renacer
Durante esos años de libertad condicional, Carlos había reconstruido la planta, había creado otras empresas y desarrollaba un tremendo trabajo social en la zona, comedores, escuelas de oficios, centros culturales, le daban alegría y contención a una de las zonas más postergadas del conurbano, donde conviven, la basura, la contaminación, el hambre y la desnutrición, Rolón llegaba y llega a donde el Estado no lo hace.
Con su detención, el barrio se sintió huérfano, más cuando prontamente vino la pandemia y la situación empeoró de forma caótica. Carlos no se quedó quieto y siguió con su obra dentro del penal. Desde la unidad penitenciaria 48 de San Martín, coordinó la confección de 3000 tapabocas que fueron donados a los vecinos de los barrios carenciados de la zona a través del Padre Pepe Di Paola y confeccionaron 300 camisolines para el personal de salud de los hospitales cercanos.
Cuando Rolón recuperó su libertad condicional el año pasado, se propuso rescatar a hombres y mujeres que desviaron su camino delinquiendo y quieren reinsertarse en la sociedad por medio de un trabajo digno. Por eso entre las empresas que lleva adelante, entre las 280 personas que trabajan, hay 47 ex convictos que concurren diariamente a trabajar dignamente por su sustento alejados del delito. Además 5 detenidos, salen transitoriamente de 8 a 17 para desarrollar su jornada laboral en la planta recicladora.
Aunque parezca mentira, esta tarea titánica la lleva prácticamente sin la ayuda de nadie, solo de su familia y aunque suene irreal en pleno 2024, Carlos no sabe leer ni escribir, es un analfabeto que pudo vencer las circunstancias y reinventarse para salir adelante él y su barrio, del cual está orgulloso.
Si bien no era lo mismo, durante su ausencia, su familia siguió sosteniendo los comedores, las escuelas de oficios, los centros comunitarios, que muchas veces son destruidos por los soldaditos de los narcos que Rolón denuncia y que la justicia mira para el costado.
Este asegura que tuvo una infancia muy difícil y ahora que la va bien quiere ayudar a los vecinos que sufren las mismas penurias que sufrió él, por eso hace mucho hincapié en ayudar los infantes para que tengan un futuro y también a sus padres con trabajo para que puedan dárselo. Pero también tiene que suplir al estado y pagar de su bolsillo 300 metros de caño para el barrio precario Evita, al lado de La Cárcova, para que la gente pueda tener agua, haciendo la obra que nadie hace para que los que nada tienen, tengan algo esencial para la vida como el agua.
En tiempos donde parecen primar las ideas del individualismo, de que lo colectivo, que la comunidad no sirven, que todo lo salva el mercado, hay un hombre que no sabe leer ni escribir, por lo tanto alguien tendrá que relatarle esto que ustedes están leyendo y habla sobre él, un hombre que está más allá de los políticos de turno, que se ocupa de lo que estado no hace, ni tampoco lo hace el mercado, lo hace la solidaridad de un tipo que nació en el barro y se transformó en un gladiador que lucha contra la pobreza y el narcotráfico.