El peronismo y una guerra interna sin fin

El peronismo y una guerra interna sin fin

El peronismo y una guerra interna sin fin
Por: Javier Kazilari


La interna peronista bonaerense entre los intendentes referenciados en el gobernador Kicillof, que se encuentran en guerra contra la Cámpora, tuvo su pico máximo la semana pasada en el encuentro de dos generales, uno por bando. La misma se dio en la Casa de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.

Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes, primera línea camporista y la preferida de Cristina Fernández para ser candidata a gobernadora en 2027, tuvo un ataque de furia contra su par de Avellaneda, Jorge Ferraresi, el comandante en jefe del ejército rebelde. El hecho ocurrió en un acto de firma de contratos de leasing organizado por el gobierno provincial. "Sos un cagón", le dijo Mendoza a su colega, quien no le contestó y le bajo la mirada.

El insulto tiene un origen que va más allá de la disputa, Ferraresi había organizado un acto en Quilmes, con dirigentes y militancia hostil hacia la intendenta, si bien quienes estuvieron allí sostienen que fue deslucido y poco relevante, a Mendoza evidentemente no le gustó que le mojaran la oreja.

El intendente de Avellaneda no le contestó cara a cara a su par quilmeña, pero si lo hizo el pasado viernes desde otro distrito vecino de ambos, Lanús. Ahí, donde también gobierna La Cámpora, Ferraresi volvió a organizar otro acto con disidentes del distrito y aprovecho a devolver el golpe a Mendoza. “El otro día escuchaba a alguien que decía que lo que nosotros hacemos va a traer consecuencias. Son justamente las consecuencias lo que estamos buscando, estamos buscando que haya consecuencias", le disparó.

"Desde el año 2009 al año 2023, de ocho elecciones perdimos seis. Si no somos capaz de analizar por qué perdemos elecciones es muy difícil construir un triunfo electoral", agregó el avellanedense.

Ferraresi le respondió así a Mendoza, porque esta en La Plata había dicho: "Esto va a traer consecuencias", al entrar al Salón de los Acuerdos de Casa de Gobierno. Obviamente prefirió hacerlo en público y no cuando la tuvo cara a cara.

Los camporistas están furiosos con el gobernador porque deja hacer a sus generales y no le pone un freno, lo de Ferraresi les colmó la paciencia, porque sostienen que genera más divisionismo en el peronismo bonaerense y no suma nada. “En vez de estar todos juntos organizados defendiendo a nuestra gente de las políticas de Milei, estamos peleando entre nosotros por las futuras listas, le damos de comer a las fieras, son discusiones que no tienen ningún sentido”, grafica un dirigente de La Cámpora.

En el fondo, aunque no lo reconozcan, el problema es otro, les molesta el juego nacional que viene desplegando Kicillof sin permiso de Cristina y con estrategia propia. Las visitas a distritos como Chubut o a Santa Fe, donde sus gobernadores, Ignacio Torres y Maximiliano Pullaro, lo trataron como a una figura estelar a pesar de ser de otro signo político, no pasaron desapercibidas en el Instituto Patria, el cuartel general de su madre política, Cristina Fernández. La furia con Axel sigue porque ahora además comenzará a visitar provincias peronistas.

Ahora bien, esta guerra de estructuras y generales, muestra la orfandad en la cual se encuentra lo que queda de la militancia peronista, que no entiende bien esta disputa, ni sabe muy bien de qué lado ponerse. “Solo juegan los que son orgánicos a los intendentes anti Máximo o los camporistas, el resto no puede creer que se estén peleando de esta manera, es más, yo me siento defraudado y en bolas” sostiene un dirigente de la 3° sección que no quiere tomar partido por ninguno de los bandos.

El peronismo evidentemente está sin guía y son pymes provinciales o municipales que se vienen manejando como empresas familiares. Donde si no sos la esposa del intendente, de algún concejal o un hijo de, no tenes chance de nada. Pongamos el ejemplo de Avellaneda, el distrito de quien esto escribe y del general principal de la tropa Kicillofista, Jorge Ferraresi. Cuando se tomó licencia para ser ministro de Alberto Fernández, asumió el joven dirigente Alejo Chornoboff, pero le puso a su mujer Magdalena Sierra como jefa de gabinete y era la intendenta en las sombras. La renovación dirigencial que tanto promueve contra La Cámpora, en Avellaneda puertas hacia adentro brilla por su ausencia, haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago. El problema no es de Ferraresi, en la mayoría de los municipios o provincias que gobierna el peronismo pasa lo mismo.

En el mientras tanto, en redes sociales, gana cada vez más adeptos Guillermo Moreno, sobre todo entre los más jóvenes, donde le disputa el segmento a los libertarios de Milei. El fenómeno aún no se trasladó a lo electoral, como si lo logró el presidente. En las últimas presidenciales, el candidato de Principios y Valores hizo un papelón bárbaro, no pasó ni siquiera la instancia de las PASO, no obstante su crecimiento mediático ilusiona a la orfandad peronista carente de dirigentes que se puedan plantar ante el gobierno y representar a casi la mitad del país que no quiere saber nada con el experimento ultra liberal que encabeza Milei.

El peronismo no solo se debe una renovación dirigencial, también de ideas. Hace años que la mayoría de la sociedad dejó de percibirlo como un movimiento que representa al conjunto de los trabajadores en general, sean formales o informales. Es más bien visto como representante de las personas que cobran planes sociales como el “Argentina Trabaja” o de la gente de los barrios marginales por un lado, o de la progresía de clase media por el otro. También como canalizador de reclamos de las causas de las minorías, que encima de todo, a la hora de votar los esquivan, en un caso digno de estudio. Incluso, hasta Mauricio Macri se dio el lujo de chicanear al PJ diciendo que dejó de ser el partido de los que trabajan, para ser de los que no lo hacen.

Otro grave problema que tiene el peronismo es que durante años su dirigencia guardó silencio ante la creciente ola de inseguridad que sufre la ciudadanía, nunca ofreció un plan serio de combate, ni reforma judicial acorde, pero tampoco desde lo discursivo, es más, le regaló el discurso en su momento al PRO, que lo aprovechó de la mano de Patricia Bullrich o de María Eugenia Vidal en su momento. La realidad es que la gente las percibe como que lucharon contra la misma, aunque los resultados son tan penosos como los del peronismo, pero con solo decir, pareciera que hacen gracias el acting que llevan a cabo. Solo Massa tuvo éxito en su momento con las cámaras de seguridad y tuvo un discurso con foco en la seguridad, pero la asociación con el kirchnerismo lo arrastró al barro, donde a estos les endilgan defender delincuentes, aunque no lo hagan, simplemente no tienen discurso o lo regalan a la línea progre que no hace nada y cuando habla enerva a la sociedad que está harta de salir a la calle con miedo.

Por eso la guerra entre los halcones de Kicillof y La Cámpora podrá seguir, pero si Milei no se derrota a si mismo, el peronismo seguirá debatiendo y tirándose tiros en una guerra interna para mantener las pymes, dejando a los que creen en la justicia social, la soberanía política y la independencia económica, en una orfandad total.

 

Publicado el: 2024-06-24