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El mundo se encuentra atravesando una situación muy particular en cuanto al comercio internacional, la pandemia nos dejó barreras muy altas para el ingreso de los productos a los mercados extranjeros, y la guerra en Ucrania potenció esta situación de proteccionismo aún más. Estos dos eventos, sumados a las restricciones en las terminales portuarias de China hicieron encarecer los valores de los fletes de manera desmedida, alcanzando récords de costos en toda la cadena de suministro global impactando fuertemente en la inflación que están teniendo las principales economías del mundo.
Argentina, por su ubicación en el mapa, se encuentra alejada de los problemas, desastres naturales y los conflictos bélicos, lo cual es realmente positivo para el desarrollo económico, sin embargo, también se encuentra lejos de los mercados teniendo que asumir mayores costos logísticos que los demás países.
Si bien el puerto de Buenos Aires, ya sea por su calado y/o por decisiones de las líneas marítimas en omitir la llegada con sus buques de mayor porte, obligando a los importadores Argentinos muchas veces a tener que ir a buscar las mercaderías por otros medios al puerto de Santos en Brasil. La tendencia con la post-pandemia pareciera indicar que los servicios y los costos de fletes marítimos y aéreos van a normalizarse, dando lugar a una mayor competitividad para los exportadores.
La oferta exportable de Argentina hoy en día se encuentra dominada principalmente por los bienes agrícolas. No obstante, industrias como la energía también cuenta con una gran capacidad para abastecer al mercado internacional. No solo por los yacimientos de Vaca Muerta, sino también por los importantes proyectos de Extracción de carbonato de Litio que tenemos en la cordillera de los Andes, recurso cada vez más valioso y con un papel muy relevante en el almacenamiento de Energía en la nueva era de la propulsión eléctrica y las energías renovables.
En el 2021 se alcanzó un total de 87.000 millones de USD en exportaciones totales de bienes y servicios, y ya hay estimaciones para el 2022 de que este número superaría los 100.000 millones. Lo que nos da la señal de que realmente estamos con un empujón comercial exportador.
Tanto las economías regionales del Interior, como también las Cooperativas y las Pymes argentinas tiene un protagonismo realmente significativo en su aporte a la balanza comercial, ya que tienen el poder de ofrecer productos y servicios de mayor rentabilidad. Si bien el número de firmas registradas como exportadoras viene en disminución sostenida no sólo por la pandemia sino desde hace más de diez años, contando con 13.147 compañías en el 2010 que lograban vender en el exterior contra las 9.066 firmas que tenemos al día de hoy. El equivalente a un 31% menos en el número de firmas exportadoras. La mayoría de las firmas que dejaron de exportar son o eran pymes.
Esperamos que la situación del punto anterior pueda empezar a revertirse lo antes posible ya que en las pymes radica el mayor potencial de valor agregado dentro de nuestra oferta exportable,con bienes de mayor grado de industrialización, diferenciación, y tecnología, teniendo la sociedad argentina grandes chances de poder introducirse en la nueva matriz económica mundial que es la economía del Conocimiento. Donde los bienes y servicios derivados de la creatividad, el talento y el manejo de recursos informáticos y tecnológicos son los más valorados y mejor cotizados a nivel global.
Para esto el Estado tiene un rol clave, garantizando la infraestructura y las condiciones óptimas para la internacionalización del sector privado. El acompañamiento en la implementación de políticas macroeconómicas favorables, como así también el apoyo en la participación de ferias internacionales y en el acceso a financiamiento para la producción. Todo esto articulado adecuadamente podrían lograr que los números de nuestras exportaciones sean mucho mejores de lo estimado.
