La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner es de las pocas dirigentes políticas que a pesar de generar rechazo en gran parte de la población, seguramente en más de la mitad del país, tiene un núcleo duro que la ama y apoya sin condicionamientos, pero que además tiene un poder de movilización pocas veces visto en la historia moderna argentina.
Desde temprano, la militancia llenó la plaza y esperó pacientemente bajo la lluvia el discurso de la líder kirchnerista. El clima adverso le daba un toque épico a lo que pintaba ser una jornada histórica del movimiento que fundara Juan Perón en 1945 y que hoy celebraba el 20° aniversario de la asunción presidencial de Néstor Kirchner.
Pero Cristina, que siempre se caracterizó por ser una gran oradora, terminó defraudando, habló mucho, pero dijo poco y nada. En un discurso que duró una hora, la ex mandataria abundó mayoritariamente sobre el pasado, recordó en varios pasajes sus presidencias y la de Néstor Kirchner y apeló a la grieta con Mauricio Macri.
Casi no hizo referencia al gobierno que ella integra y preside Alberto Fernández, quien brilló por su ausencia. La dirigente mencionó los problemas con su elegido en 2019, pero solo para compararlo con lo que hubiese sido una segunda presidencia de Macri.
“Todos saben las diferencias que he tenido y tengo y no es necesario explicarlas… Lo dije un 20 de diciembre en La Plata cuando señalé: ‘Va a haber crecimiento, pero ojo cuiden los precios de la economía porque sino se lo van a llevar 4 vivos’. Y pasó, se lo están llevando 4 vivos. Porque Argentina volvió a crecer, porque a pesar de las equivocaciones o diferencias, este gobierno es infinitamente mejor de lo que hubiera sido otro de Mauricio Macri, no tengo dudas”, señaló Cristina.
Tampoco habló de la inflación que devora ingresos de los trabajadores, ni de los elevados niveles de pobreza, pero sí, como es habitual en sus últimas presentaciones, apuntó contra la Corte Suprema y pidió no pagar el acuerdo con el FMI, al que definió correctamente como un préstamo político (recordar que esto fue admitido por el propio fondo y por el ex gobierno estadounidense) y dijo que la solución debía ser de la misma forma.
Pero la dirigencia presente y los miles de militantes que la escuchaban bajo la lluvia, brindando una imagen conmovedora más allá de las ideologías, esperaban otra clase de definiciones. Que hablase de la actualidad y que definiese la estrategia del oficialismo, que viaja sin candidatos y sin rumbo, a unas elecciones presidenciales donde puede ser la primera vez, según algunas encuestas, que el peronismo pase un papelón histórico.
Obviamente que la única verdad es la realidad y la sabremos en agosto y en octubre. Cristina es la principal accionista de los votos de la coalición de gobierno y la falta de precisiones dejó gusto a poco en la sociedad y en su militancia critica, la que ya no se contenta con cualquier cosa que haga o diga, quizás gran parte de los que fueron disentirán con estas líneas porque todo lo que hace Cristina siempre les parece que está bien.
En un país que tiene este nivel de inflación y donde gran parte de la ciudadanía vive momentos de angustia, era importante que Cristina trazara lineamientos de futuro, que hablase cuales eran los planes del oficialismo de cara a lo que viene, solo le pidió a la militancia que salga a explicar a la calle, pero ahora yo me pregunto, ¿qué van a explicar, de lawfare, de la Corte Suprema, de la supuesta proscripción?.
Creo que la mayoría de los argentinos sean de la ideología que sean, saben que el nivel de la justicia y de los ministerios públicos fiscales dejan mucho que desear, a los interlocutores que viajan horas para ir a laburar, que les roban el celular cuando van caminando a la parada del colectivo o mientras lo esperan, que no llegan a fin de mes a pesar de trabajar, ¿les importa todo eso?.
O solo quieren saber que planes tiene el oficialismo para renovarse y ofrecer una alternativa de esperanza como lo hizo en 2019, ya que el gobierno encabezado por Alberto Fernández terminó defraudando a casi la mitad del país que confió en el Frente de Todos.
Nadie puede dudar, ni siquiera quienes la odian, que Cristina es de las principales dirigentes políticas de la Argentina, pero hoy habló mucho y dijo poco y nada. En ese sentido quiero cerrar esta columna con la reflexión del escritor y analista político, Jorge Asís, en la red social Twitter: “La Doctora. Tergiversación esquemática de la historia contemporánea, excesiva autosatisfacción y desfile de vaguedades para desperdiciar un marco conmovedor de amor y popularidad”.