CFK: Un atentado que se vio venir

CFK: Un atentado que se vio venir

CFK: Un atentado que se vio venir
Por: Victoria Per


A más de dos meses, la investigación sobre el atentado contra la vicepresidenta continúa en la nebulosa y muchos intereses operan para que la opacidad permanezca. En el mundo, en América Latina y Argentina hay un crecimiento de los movimientos de extrema derecha que tienden a ser liberales o pro empresariales en lo económico y conservadores en lo social, con un claro rechazo a políticas sociales y odio visceral a los gobiernos progresistas y populares.

Estos movimientos crecieron significativamente en la región luego de experiencias de centro izquierda / progresistas, logrando aumentar el apoyo en sectores populares. La incógnita que se desprende es: ¿Qué ocurrió con esos proyectos populares inclusivos para que suceda esto?

Las señales de alerta estaban a la vista de todos: mensajes que convocaban a “meter bala a los kirchneristas”, consignas como “cárcel o bala”, recurrentes amenazas de muerte, horcas instaladas en plazas del país, bolsas mortuorias con nombre y apellido colgando de las rejas de Plaza de Mayo y antorchas prendidas fuego adentro de la Casa Rosada.

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La falta de respuesta del Poder Judicial ante estos mensajes y la idea instalada de su inexistencia parecen ser una realidad consumada. A más de un año del ataque con un arma de fuego al diputado Miguel Arias en Corrientes durante un acto de campaña aún no hay ningún detenido. Así comenzaría una serie de hechos de violencia política…

Creencias y un odio intestino

Los grupos investigados por el atentado a Cristina Fernández dicen no tener una ideología homogénea, pero los une el deseo de exterminar al peronismo. Aseguran que Argentina no vive una democracia plena y convocan a derrocar al gobierno. Critican a los políticos, invitan a realizar escraches, ejercen la violencia, amenazan de muerte a funcionarios y atacan a periodistas. También advierten que las escenas de violencia son sólo un “aviso de lo que les puede pasar”.

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“Hacé Patria, matá a un político”

La campaña criminal de una organización internacional instando a matar al presidente y a la vicepresidenta ya habían circulado por redes. Algunos de sus carteles tenían un dibujo nazi llamado “el sol negro”, similar al que tenía tatuado Sabag Montiel en su brazo.

La organización Atom Waffen División Argentina había anticipado el ataque contra la la vicepresidenta y la democracia a través de un cartel. La imagen central de Cristina Fernández apuntada por un arma y Alberto Fernández colgado de una horca con la leyenda “Hacé Patria, matá un político” no solo fue una premonición de lo que ocurriría el 1 de septiembre, sino una reminiscencia de la campaña nazi: “Hacé Patria, matá un judío”.

La filial de la Atom Waffen en Argentina se creó en 2020, distribuye material en el que promueve delitos como homicidios, mensajes de odio y mantiene contactos con neonazis en Brasil, un país con alto grado de violencia y en el que el propio presidente afirma que su gobierno “se pone feliz cuando la gente compra armas”.

Se advirtió que en el país vecino, este grupo comenzó a operar en el mismo año que en Argentina, propagando numerosos mensajes de odio y hasta un manual de explosivos. Según trascendió, reclutan miembros en redes sociales, foros y páginas web que difunden mensajes de odio.

“Propaga tu odio”

En general los miembros de éstas células nunca se unen a grupos de varias personas y operan en círculos cerrados para garantizar su protección. También ponen a prueba la “capacidad” de propagar el odio a través de publicaciones en redes sociales y ataques masivos en movilizaciones. Muchas de estas bandas terminan operando a favor de personas y grupos vinculados al poder político y económico.

Una derecha jacobina

En Argentina esta nueva derecha, a diferencia de la de Álvaro Alsogaray o la de la dictadura militar, no es de arriba hacia abajo sino de abajo hacia arriba. Plantea discursos extremistas que pueden generar altos grados de empatía con los democráticos, asociados a mayor participación de la población, a la exigencia de que la política deje de estar de espaldas a la gente y garantice los derechos básicos insatisfechos, un reclamo masivo y de larga data.

No hay sutilezas, estos grupos se asemejan a la derecha jacobina que pide el costado más sangriento de la Revolución Francesa. Las organizaciones “Revolución Federal” y “Nación de Despojados”  instalaron una guillotina en la Plaza de Mayo. También montaron una escenografía compuesta por bolsas mortuorias con nombres y apellidos de funcionarios, colgadas boca abajo de las rejas de la Casa Rosada y lanzaron antorchas encendidas.

A diferencia de los tradicionales partidos de derecha, estos grupos no buscan promover un partido del orden sino una rebelión de derecha, reaccionaria y populista que busca el respaldo y la participación de la ciudadanía para garantizar su legitimidad.

 

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Argentina, un caldo de cultivo

El crecimiento de la derecha es un indiscutible fenómeno mundial, Trump en EEUU, Bolsonaro en Brasil y Amanecer Dorado (partido neonazi) en Grecia son algunos de los ejemplos. Argentina no está exenta; el contexto de la grieta política y el enojo por la crisis económica pueden generar que estos movimientos crezcan exponencialmente.

En esencia, estos movimientos internacionales de extrema derecha promueven el odio hacia la izquierda, los gobiernos populares, el feminismo, las minorías sexuales y la diversidad cultural. En Argentina caracterizan al gobierno como comunista, socialista, kirchnerista y peronista, como si todos fueran equivalentes y reivindican la violencia como un valor.

Asocian al populismo y a la izquierda con la conspiración internacional de Soros. Algo que se repitió en el debate del aborto, cuando decían que “querían” reducir la población mundial y con las vacunas contra el Covid porque “inocularían” sustancias desde las que el Estado “controlaría” las acciones y pensamientos de la población...

Muchos de estos grupos aumentaron y se retroalimentaron durante la cuarentena, debiendo cambiar los ejes de conflicto una vez terminada la etapa de aislamiento sanitario por la pandemia de Covid.

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Retroalimentación

La anti política que deriva en odio, violencia y fanatismo está fomentada por todo el arco político que demuestra su alejamiento de las necesidades de la gente. Se ocupa de otros temas, pero no de la mejora de la calidad de vida en términos económicos y sociales.

Quienes adoptan estos discursos perciben que sus intereses no son representados por nadie y que los políticos están de espaldas a la gente. Mientras sus vidas se ven degradadas, las de sus no representantes continúan con privilegios y sin realizar un gesto, aún en situaciones de extrema crisis y ajustes permanentes hacia el pueblo.

Una agenda que va en sentido contrario a los intereses de la supervivencia más elemental, una calidad de vida degradada día a día, el ajuste permanente hacia los bolsillos de todos, excepto de los ricos y políticos escindidos de esas situaciones son un caldo de cultivo para un discurso anti política que cala muy hondo en la sociedad y alimentan a los grupos violentos y reaccionarios.

De ser grupos legítimos, podrían ser la punta de lanza más violenta de un movimiento internacional en Argentina, un país sin extrema derecha desde los años 70´.

 

Publicado el: 2022-11-14